Autoconcepto
Autoconcepto,
¿qué opinión tienes sobre ti mismo?
Antes de hablar de Autoconcepto, es importante recordar
qué es la Autoestima, porque el Autoconcepto es uno de sus tres componentes.
Mira nuestro post acerca de la Autoestima, ya que en él te lo detallemos muy
bien.
El autoconcepto es la opinión, el concepto o la impresión
que la gente tiene de sí misma, opinión que se desarrolla a lo largo de los
años. Por tanto se trata del conjunto de percepciones cognoscitivas y actitudes
que la gente tiene acerca de sí misma.
Los individuos pueden tener diferentes tipos de
autoconceptos, que cambian de vez en cuando, y que pueden, ser o no, retratos
precisos de ellos mismos.
El autoconcepto se elabora constantemente, dependiendo de
las circunstancias y de las relaciones confrontadas por el individuo.
Componentes del Autoconcepto
Nivel
cognitivo-intelectual
Ideas, opiniones, creencias, percepciones y el
procesamiento de la información exterior. Basamos nuestro autoconcepto en
experiencias pasadas, creencias y convencimiento sobre nuestra persona. Todo
aquello que pensamos, las ideas y valores que vamos adquiriendo y nos van
enseñando.
Nivel
emocional-afectivo
Juicio de valor sobre nuestras cualidades personales.
Implica un sentimiento de lo agradable o desagradable que vemos en nosotros.
Nivel
conductual
Decisión de actuar, de llevar a la práctica un
comportamiento consecuente.
Factores que determinan el Autoconcepto
·
La actitud o motivación: tendencia a
reaccionar frente a una situación tras evaluarla positiva o negativamente. Es
la causa que impulsa a actuar, por tanto, será importante plantearse los por
qué de nuestras acciones, para no dejarnos llevar simplemente por la inercia.
·
El esquema corporal: supone la idea que
tenemos de nuestro cuerpo a partir de las sensaciones y estímulos. Esta imagen
está muy relacionada e influida por las relaciones sociales, las modas,
complejos o sentimientos hacia nosotros mismos.
·
Las aptitudes: son las capacidades que posee
una persona para realizar algo adecuadamente (inteligencia, razonamiento,
habilidades sociales, etc.).
·
Valoración externa: es la consideración o
apreciación que hacen las demás personas sobre nosotros. Son los refuerzos
sociales, halagos, contacto físico, expresiones gestuales, reconocimiento
social, etc.
Características
·
Aprendido. El autoconcepto aparece en
nosotros cuando nacemos y poquito a poco se va formando y desarrollando con el
día a día y nuestras vivencias personales.
·
Dinámico. Ya lo hemos explicado antes, el
autoconcepto está en constante movimiento, suele cambiar y modificarse ante
nuevas experiencias y nuevos datos. Para nada es algo estático e inamovible.
·
Jerárquico. Suele llevar cierto orden y
jerarquía una vez se ha establecido.
·
Multidimensional. El autoconcepto es
multidimensional y cada una de sus dimensiones explica roles diferentes.
Ejemplos de ello es cuando una persona puede calificarse como marido, jefe,
compañero, amigo, hijo… y así sucesivamente.
¿Cómo se forma el
Autoconcepto?
Contestar a la pregunta de
cómo se forma el autoconcepto va a depender de la teoría que escojamos y es que
no todos los autores dicen lo mismo. Vamos a ver un par de ellas, que no tienen
por qué ser contradictorias.
Según la “teoría de la
autodiscrepancia”, basada en una regulación interna del individuo, el
desarrollo del autoconcepto dependerá de la coherencia entre las diversas
percepciones que la persona tenga sobre sí mismo.
Por tanto, aquí entran en
escena varios autoconceptos interconectados:
Mi “yo ideal”. El que nos marca cómo queremos llegar a ser.
Mi “yo responsable”. El que
nos dice cómo deberíamos llegar a ser.
Mi “yo potencial”. El que
nos marca hasta qué punto podemos llegar a ser.
Mi “yo esperado”. El que nos
predice lo que podemos llegar a ser en un futuro.
Desde la “teoría del yo
espejo”, basada en una regulación social la cosa es algo diferente. Según esta
teoría, en la creación del autoconcepto la parte social tendría muchísimo peso,
tanto que afirman que la creación de éste se debe a las ideas que tienen los
demás sobre nosotros.
Función del autoconcepto
Pero, en realidad, ¿para qué
sirve el autoconcepto? Pues para mucho.
El autoconcepto nos ayuda a
relacionarnos con el mundo, nos permite
hacer inferencias y sacar conclusiones sobre lo que influye en nuestra manera
de comportarnos y también la forma en la que la gente se comporta con nosotros.
Por lo tanto que nuestro
autoconcepto sea en general positivo, ayudará a nuestra satisfacción personal y
confianza en uno mismo, y por ende, al bienestar emocional y a nuestra calidad
de vida.
Y es que la evidencia
científica ha demostrado, a través de diversos estudios, que las personas que
presentan un autoconcepto positivo, tienen mayor capacidad para actuar de forma
independiente, para poder tomar decisiones y para asumir responsabilidades. De
esta manera les es más sencillo enfrentarse a nuevos retos y tener mayor
tolerancia a la frustración.
Deivi Albanese
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